Anoche celebramos la graduación de los alumnos de la sexta promoción de la Escuela de Mozos de Pachacútec. Diecinueve de los 32 estudiantes que empezaron el curso en marzo del año pasado recibieron su diploma y empezaron la parte más difícil de su aventura, conseguir un trabajo que les permita seguir creciendo y acabar convertidos en profesionales de sala. Les esperan un montón de retos y durante diez meses hemos trabajado, preparándoles para afrontarlos. Han tenido mucho apoyo. Por lo pronto el de Karina Montes, coordinadora de la Escuela, que ha estado con ellos cada día del curso, y junto a ella el de unos cuantos profesores. Este año tuvimos la suerte de contar con profesionales de la talla de Romain Mesplet, sumiller del restaurante Maraz, Luis Flores (Malabar y Amaz), David Torres (Tostaduría Bisetti y Arabica), Cesar Ayala (academia de inglés Akron), o especialistas como Ruth Martínez, Pepe Moquillaza, Gianfranco Vargas, María del Carmen Lucena, Carlos Modonese, Zeleste Vela, Pedro Reyes, Ignacio Schwalb, Brenda Yndigoyen, Jimmi Vidal…
Para cuatro alumnos fue una noche todavía más especial. Tania Barrionuevo, Yanet Moreto, María Victoria Galarza y Marco Antonio Trigoso se ganaron las cuatro becas que conceden cada año los patrocinadores de la Escuela. Gracias al aporte económico de Telefónica, Diageo, Backus y el propio Gastón Acurio, trabajarán desde comienzos de marzo hasta fines de diciembre en los restaurantes Mugaritz (Guipuzcoa), Azurmendi (Bilbao), Cenador de Amós (Catabria) y Noor (Córdoba), todos en España.
Para mí fue un día alegre y triste al mismo tiempo. Significaba el final de seis años al frente del proyecto. Esta fue mi última promoción, mi última ceremonia de graduación y estos cuatro alumnos serán mis últimos becarios en este proyecto. Mis obligaciones profesionales ya no me permiten mantener el nivel compromiso que exige el buen funcionamiento de la Escuela y proporcionarles a estos chicos la atención que necesitan. Durante el próximo año apoyaré a Gastón Acurio en la puesta en marcha de una nueva Escuela de Mozos en Pamplona Alta (Villa María del Triunfo), pero ya no seré el responsable.
Han sido seis años increíbles, llenos de lecciones de vida y retos planteados por estos chicos –la Escuela de Mozos de Pachacútec ha lanzado al mundo un total de 119 nuevos profesionales- que han tenido un efecto casi mágico entre todos los que hemos estado en contacto con ellos. Gracias a ellos he podido aprender, crecer y madurar. De alguna forma consiguieron hacerme sentir mejor de lo que realmente soy.
Hemos sido muy afortunados por la cantidad de grandes profesionales que nos han apoyado de forma absolutamente desinteresada. Todos los profesores de la Escuela han ejercido su trabajo en régimen de voluntariado. Ahí estuvieron, además de los ya mencionados, Lorena Valdivia, José Bracamonte, Giancarlo Nazario, José Miguel Burga, Giovanni Bisso, Jerónimo Pimentel, José Manuel Font, Paloma Yerovi, Flor Rey, Luchi Buckley, Javier Neyra, Andrea Patriau, Diego Dyers, José Vicente Huamaní y, por supuesto, mis dos grandes compañeras de viaje, Rocío Heredia y Karina Montes. Gracias a todos por hacer posible este sueño. Deben saber que han cambiado la vida de muchos chicos. Algunos los encontramos cada día en Central, Astrid y Gastón, Malabar, Amaz, Isolina, Terra Cuina, La Mar, La Picantería, Panchita, Felix Bistrot, El Rincón que no Conoces, La Red, El Tarwi, Tanta y unos cuantos más que se me escapan. Otros andan embarcados en cruceros o trabajan en países, como Chile y México. Hemos construido una familia muy grande. Quiero creer que también hemos ayudado a sentar los pilares para la transformación del servicio de sala en Perú. Ojalá haya sido así.