Cuenca es una llamativa sorpresa instalada en la sierra ecuatoriana. Todo llama la atención, desde los edificios singulares que salpican la trama urbana del centro histórico hasta la chocante naturaleza de los que los rodean, el aeropuerto en medio de la ciudad, a menos de dos dólares en taxi del centro, y la tranquilidad con que se viven sus calles. La cocina tampoco se queda atrás; tan llamativa, chocante y contradictoria como el resto. Hay buenos locales de cocina local y algunas referencias avanzadas, cafés y panaderos cambiando cosas en medio de un despliegue de pizzas, hamburguesas, tacos, kebab, o algo que se les parece, construidos con la vista puesta en el turista. ¿De verdad hay gente que recorre medio mundo para comer eso? … Tres comidas en Cuenca y un café
