El gobierno peruano ha decidido abrir la puerta del campo al cultivo de transgénicos. El legado de Alan García persigue la eternidad; de continuar así será recordado –y sufrido- por varias generaciones de peruanos. Es el mismo gobierno que mantiene la prohibición de exportar la papa andina. Una condena a la miseria para miles de campesinos a cambio del dudoso orgullo de ser los únicos productores del mundo. El padre de mi amigo Victoriano vivía con una cosecha de 100 kilos al año -50 para vender y otros 50 para comer- hasta que descubrió los secretos de la cría y venta de corderos de leche para restaurantes de lujo. Decenas de miles de campesinos peruanos no han tenido la misma fortuna.
