Invierno movidito

La cocina limeña se anima conforme se acerca un invierno que se anuncia definitivamente caliente; más movido que ningún otro de los vividos en los últimos años. La inauguración de La Nacional en la Avenida Mariscal La Mar y la inminente de Matria –un esquinazo de riguroso color negro en el cruce de General Mendiburu con Ignacio Merino – el restaurante de Arlette Eulert, formada con Rafael Osterling, han animado el maltrecho panorama capitalino, sin apenas novedades dignas de mención en más de un año.

Un acontecimiento que se anuncia tan sonado como cualquier paso dado por Rafael Osterling es la inauguración de su nuevo restaurante en San isidro. A falta de saber el nombre, se comenta que el proyecto está muy avanzado y será una fórmula muy cercana al bistrot. Tendrán que buscarlo en los alrededores del colegio de Santa Úrsula.

La noticia más esperada es la apertura de IK –Elías Aguirre, 179. Miraflores. 016281057-, el proyecto que animó los últimos años de vida de Iván Kisik, finalmente concretado por sus hermanos Franco y Jorge Luís. A punto de arrancar con la marcha blanca, las primeras pruebas muestran una carta decidida a profundizaren los conceptos culinarios más avanzados: desde la decoración hasta la propia oferta culinaria –que nadie se pierda la papita explosiva, el tiradito o la chita escamosa- todo formará parte de una experiencia poco habitual en la gastronomía limeña. Habrá que dejar pasar fiestas patrias para encontrar el menú degustación que anuncian para la cercanía de Mistura.

A la espera de la apertura definitiva del nuevo Astrid & Gastón en la Casa Moreira –habrá apertura provisional para Mistura y nuevo cierre hasta terminar el proyecto-, el Grupo Acurio anuncia la próxima apertura de un asador frente al Swiss Hotel, con vistas a Santa Úrsula (¿Por qué será que el destino de Osterling y Acurio avanza por caminos siempre cercanos?).

Antes de Mistura habrá nueva inauguración. El local se llama Eggs, está situado al comienzo de la planicie de La Molina -Tahití 175; en la trasera de Wong- y se anuncia como una propuesta diferente. Su promotor, Renato Peralta –el nombre del momento; tiene un dedo en la mitad de las salsas de Lima- , concretará en este local su fervor por el desayuno peruano. Resultado: desayunos a cualquier hora del día con café y huevos como protagonistas especiales.

La próxima edición de Mistura es una incógnita rodeada de cambios y alternativas. Una novedad es la vuelta de algunos restaurantes con nombre y cocina merecedora de atención pública, otra la separación de espacios entre la feria popular y las demostraciones gastronómicas, de acceso restringido, y otra que tras siete años de viajes pagados los grandes chefs del mundo se han decidido a trabajar y al fin cocinarán en Lima justo antes de Mistura. No sé qué habrá costado el espectáculo ni quien lo habrá pagado, pero el promotor, Andrea Petrini, pidió 700.000 dólares al gobierno de Chile por una experiencia parecida.

Algunos proyectos se demorarán más de lo previsto. Uno es el nuevo negocio de José del Castillo –la Red- en Barranco (San Martín, a dos cuadras del Puente de los Suspiros), en una espera que se antoja eterna de los permisos del Instituto Nacional de Cultura (¿será como los despachos municipales de algunos distritos, que necesitan ser engrasados, del jefe al último funcionario, para que la licencia salga adelante?). Tampoco tiene fecha la posible apertura en Lima del nuevo local de Mario Navarrete. Después de triunfar con La Raza en Montreal busca local para un comedor de catorce plazas. Sería un buen regalo de navidad.

Share on FacebookTweet about this on Twitter