¿Por qué a algunos chilenos les gusta tan poco lo suyo?

La Copa del mundo de pastelería (Coupe du monde de la pâtisseria) es uno de los grandes acontecimientos dulcero del año. Se celebra cada dos años en Lyón y es un concurso universal en el que se miden las habilidades de los mejores reposteros del planeta. No están todos los que son pero los que llegan ofrecen una muestra bastante real de los ritmos de las cocinas dulces.

Hay alguna fase previa para seleccionar quienes llegarán a la final, en enero de 2017. Los aspirantes latinoamericanos compitieron para ello en la Copa Maya, en Ciudad de México. Fue en febrero y Gustavo Sáez, el joven profesional que ilustra la cocina de 99 en Santiago de Chile logró el tercer lugar y se ganó una plaza en la final de Lyon.

Es la primera vez que un chileno llega a la fase final de este concurso. Por si fuera poco, su ’carrete de chocolate’ obtuvo la máxima puntuación entre todos los trabajos valorados por el jurado. No es más que la confirmación de lo que muchos vimos el día que probamos su pan con palta, el postre que ayudo a lanzar al estrellato el primer menú de 99.

Es fácil imaginar lo que hubiera ocurrido si la cocina peruana hubiera vivido algo parecido. Los medios de comunicación habrían reventado durante un par de semanas. Cabría esperar lo mismo de los chilenos, pero no ha sido así. Viernes, el suplemento de El Mercurio cubrió con amplitud la noticia y a partir de ahí se hizo el silencio. A nadie más le pareció importante. Ni prensa escrita, ni radio ni por supuesto televisión. Tampoco a esos iluminadores de la modernidad ciudadana que hacen cabriolas cada vez que aparece una hamburguesa nueva en el mercado, un hotel de lujo hace un guiño promocional o se añade un ingrediente más a esas ensaladas que ahora llaman gin tonic. Menos aun los responsables de esos premios de la crítica obcecados en la consagración –perdí la cuenta de los años que llevan en lo mismo; toda una obsesión- de la cocina del afrancesado Europeo.

El olvido del éxito de Gustavo Sáez no es cuestión menor. Su presencia en Lyón exige una fuerte inversión. En formación, depuración de técnicas, asesores, productos y materiales que garanticen la mejor preparación posible. Y sin respaldo mediático es muy difícil que el dinero aflore. En cualquier otro país, la prensa gastronómica se habría volcado con él, pero Chile, triste es reconocerlo, parece ser diferente.

Nota. Como bien anota la periodista Ana María Rivero, el éxito corresponde al equipo chileno de pastelería. estaba encabezado por Gustavo Sáez e integrado por otros miembros, como el chocolatero Víctor Martínez. Así queda reseñado.

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