Perú pasó a la repesca del Mundial y el fútbol cambió nuestras vidas.
La economía ha crecido un 4,7 %.
El norte ha sido completamente reconstruido después del Niño, sin desperdiciar uno solo de los ventinosécuántosmil millones presupuestados.
Mulder ha retirado su propuesta de ley por la que ningún partido podrá concurrir a las elecciones hasta tres años después de constituido y ningún candidato estará facultado para presentarse hasta tres años después de afiliado.
PPK ha decidido cumplir la ley y mantener al dictador donde le pusieron las leyes del Estado peruano.
Salvador del Solar, descargado de la dura tarea de pactar el indulto, ha restituido en su puesto al director del Museo de la Memoria antes de renunciar y anunciar su vuelta al cine.
Alan García decidió confesar y entregarse a la justicia.
Mercedes Araoz ha optado por gobernar el país, abandonando la herencia de Fernando Zabala.
El caso Odebrech ha destapado ya todas sus ramificaciones y todos los implicados están en prisión.
Joaquín Ramírez ha sido procesado por lavado de activos.
Pisco ha sido finalmente reconstruida.
Las fuerzas evangélicas y la reacción han restituido en su puesto a Jaime Saavedra y Marilú Martens, que ahora dirigen a dúo el Ministerio de Educación.
Produce ha empezado a cuidar el mar peruano, cerrando la puerta a los piratas pesqueros internacionales y sancionando a las pesqueras de aquí.
El gobierno ha decidido comprar e instalar radares que permitan controlar el tráfico aéreo del país, incluido el de las avionetas del narcotráfico.
Los cocineros peruanos han aceptado que el trabajo es el único camino para avanzar y han vuelto masivamente a sus restaurantes. Algunos tuvieron que enseñar el DNI para ser reconocidos.
Así que podemos olvidar todos los pendientes y enfrascarnos el próximo mes en la grandeza del fútbol patrio, las bajezas de Nueva Zelanda y el regodeo por la genial actuación del once peruano contra Colombia. No hay nada más de lo que merezca la pena hablar.
Lo único que no ha cambiado es la muerte de Szyszlo. Ya no está con nosotros, pero tal vez encontremos tiempo entre repetición y repetición de los mejores goles del siglo, para recordarlo. Sería bonito.